SOLEDAD FIEL
Tengo la soledad acomodada
sobre el borde dorado de la copa
donde me bebo a sorbos los momentos,
y se me ofrece con descaro tal
que le beso los labios, a sabiendas
de agravarme la llaga de la boca.
Por no herir su insistencia
-esa fidelidad que casi aprecio-
le invento nombre propios
y a veces maridamos
su carne con la mía.
Más tarde, al sestear
entre volutas de tabaco,
me hiere el espejismo
de verla con un rostro diferente,
una piel desigual a la de anoche,
y un trozo de mi ser
entre sus comisuras, desmayado.
Juan Calderón Matador
(Del libro Agonía de las Estaciones, Juan Calderón Matador,
Beturia Ediciones- 1994)