
EL PINTOR GUMERSINDO YUSTE
(Inspirado en el cuadro “El grito del silencio” de Gumersindo Yuste)
EL GRITO DE GUMERSINDO
Dieciocho de julio,
mil novecientos treinta y seis,
nace junto al rugido de la guerra
el niño Gumersindo,
Yuste por apellido.
España toda es un clamor
de ira, de venganza,
demencia colectiva
colgada en los balcones, donde antes
hubo geranios y palomas.
Una mujer vocea en cada plaza
un pregón de fusiles;
es la muerte
con su horrible careta
de crespones y duelo.
Aquel extremeñito tan reciente
se asusta nada más abrir los ojos,
al ver la negra mano
entoldando de pena
lo que fue cielo limpio.
Busca refugio en el regazo
de su aturdida madre
y los dos enmudecen
levantándole un muro a cada grito.
Es tiempo de silencio y agonía.
El dolor, prisionero en su garganta,
echó raíces cuerpo adentro,
le ocupó todo el ser, la vida toda.
Fueron muchos los años necesarios
para arrojar afuera y expandir
ese grito guardado desde entonces.
Es un pincel el túnel
por el que busca libertad y sale.
Violentamente choca contra un lienzo
y lo tiñe de negro mortuorio
y rojo a borbotones,
metáfora de heridas y de sangre,
desgarramiento, soledad, tristeza
y noche, noche, noche.
Un hombre grita al mundo,
hacia el cráneo la mano encaminada,
queriendo sujetar tanta impotencia,
tanto horror amarrado a las pupilas.
El grito, al fin, rompe el silencio,
escapa de los límites del cuadro
y llega a la conciencia del que mira,
para que sea imposible
marcharse indiferente.
(Del libro “Mirar el Arte en Clave de Poesía” Beturia Ediciones- 2006)