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FOTO ÓLEO DE ANA MUÑOZ |
MUJER EN LA COCINA
Se le rompió la risa
en una nota musical,
un quiebro de la voz en alguna tonadilla.
Ningún piano completó el acorde.
Desconcertada,
en la cocina comprendió
lo inútil de las flores en el pelo,
la pincelada roja de los labios,
el rubor añadido...
Sin haberse marchado,
no estaba ya en su vida el compañero.
Se supo en soledad
y descendió hasta las baldosas
al contemplar la vida que escapaba
entre el vapor de un guiso
aromado con ramas de tomillo.
(Del libro "Eco de niño para voz de hombre", Ediciones Cardeñoso-2003
Juan Calderón Matador)
11 comentarios:
Estupendo Juan. La ausencia, la soledad, como un mazazo, como esa risa rota con la que comienza este sensacional poema. Hasta me ha parecido escuchar el piano. un abrazo, amigo.
Se ve que eres un gran conocedor del mundo femenino. Estos poemas son retratos muy acertados. Siempre estoy esperando que opubliques el siguiente.
Cualquier momento es bueno para que, de pronto, la luz de una nueva verdad se abra paso, desafiando la que, hasta ese momento, había sido...la aparente realidad.
Un saludo.
Marcos, Marcela, Francisca, agradezco mucho vuestros comentarios. Abrazos
Juan Carlos,me gusta tu poesía,tremendamente sugerente y profunda.La imagen que elegiste es una maravilla.
Te felicito por tu sensibilidad y original inspiración.
Te dejo mi abrazo grande y mí ánimo,amigo.
M.Jesús
Hola Majecarmu, gracias por tu cometario y esas palabras de ánimo. Siempre intento que lo que escribo tenga algo de profundidad, aunque a veces me doy el capricho de hacer algo jocoso. Un abrazo desde la poesía, que tú también cultivas muy bien.
Gran poema amigo y bello a veces la rutina llega a acbar con el amor.Un abrazo.
Efectivamente, Mª Carmen, la rutina puede ser un desencadenante del desamor, pero los poemas de este libro más bien tratan de reflejar la deslealtad de los hombres con las mujeres que les aman.
Entre guiso y guiso, entrega el alma, un beso, tu corazon.
un beso
Los guisos con tomillo me recordaron a mi abuela, más esta mujer que describes, se quedó sola y fría envuelta en ese halo que producen sus guisos. Triste cuando uno se encuentra de frente ante esa soledad y se da cuenta de lo que a su alrededor sucede.
Un abrazo
Hola Juan:
Definitivamente me gustó este poema, que también me hizo recordar a mi abuela.
Y sin embargo, también me hizo evocar la escena de una película (El secreto de sus ojos), cuyo significado es radicalmente opuesto al de este poema. Aquélla, donde a cada lenta tonada de piano de la música de Jusid, corresponde una sonrisa de cada uno de los protagonistas, hacia el final.
Creo que es muy grato cuando la literatura crea o provoca estas "asociaciones".
Abrazo.
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