INCIDENTE
Estaba Don Leandro en el altar
celebrando los ritos de la misa,
ceremonioso, sin ninguna prisa,
y justo en el momento de cantar
quedose inmóvil, sin poder andar.
Su boca se contrajo sin sonrisa,
el sudor se le heló tras la camisa
y estuvo casi a punto de llorar.
Los parroquianos vieron con sorpresa
al párroco perder los pantalones,
y en la primera fila la abadesa
gritó enojada, sin contemplaciones
-Olvidaste en mi celda el cinturón.
¡Es que vas como un loco, so bribón!
Juan Calderón Matador
(Del libro "Divertimento- Rimas jocosas y onomatopeyas" Cuadernos de Poesia Nueva-
Asociación Prometeo de Poesía. 2005)
3 comentarios:
Juan está muy bien, en ese tono jocoso y símpatico que tan bien sabes darle a algunos de tus poemas. Es divertido.
Muy gracioso el poema, toda una historia
¡Pobre don Leandro! Si es que las prisas no son buenas pá ná. ¡Ja,ja,já!
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