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sábado, 1 de enero de 2011

HOMBRE SIN AMARRAS, MURALLAS



HOMBRE SIN AMARRAS

No es fácil este gesto
de desatar la cinta
y remover la caja
donde ignoré el pasado,
pero ha llegado el tiempo.

Me libero de amarras
y zarpo al interior de los espejos.


Pintura de Ana Muñoz


MURALLAS

Atardecía ya la primavera
sobre la dulce piel
de aquella joven sin amar.

Él trajo desde lejos
la camisa impregnada
de membrillos y hombre,
y sobre todo
dos golpes de misterio
velados tras los lentes.

Cuando tomaron el primer licor,
proyectando futuro en sus miradas,
las líneas de las manos ya tenían
murallas entre ellos.

La aldaba del fracaso
clamó con voz de bronce,
grito que fue a morir junto a las velas.

Ellos, absortos como estaban
en hacerse creíbles las mentiras,
no oyeron el mensaje y acabaron
perdidos en la miel de un beso.

(Del libro "Eco de niño para voz de hombre" Juan Calderón Matador,
Ediciones Cardeñoso 2003)

8 comentarios:

Pedro A. dijo...

Poemas con mucha fuerza y sensibilidad. Te sigo desde hace tiempo y me gusta lo que escribes.

Marcos Callau dijo...

Estupendo Juan. Me ha encantado sobretodo el final y esas murallas levantadas entre las lineas de las manos. Es cierto lo que dice Pedro y no es facil unir fuerza con sensibilidad. Un fuerte abrazo.

Juan Calderón Matador dijo...

Gracias, Pedro y Marcos, por vuestros amables comentarios. Estos poemas pertenecen al libro que más cariño le tengo de los que he escrito, por estar dedicado a mis seres más queridos. Iré publicándolos en el blog poco a poco. Abrazos.

Isamonalisa dijo...

Bonito poema, el libro debe ser estupendo.
Un saludo!!

Anónimo dijo...

¡Es maravilloso zarpar al interior de los espejos!

¡Bellas letras!

Yo tambien me quedo cerca.

Un abrazo.

ATREYU dijo...

"Hombre sin amarras" es un poema breve, pero genial, la verdad es que me encantó.

Unknown dijo...

La verdad mucha sensibilidad a ras de las palabras. Felicidades.

Juan Calderón Matador dijo...

Romper los silencios enconados es ardúa tarea, pero cuando se consigue soltar amarras se encuentra el placer de la liberación. Gracias Halcón. Un abrazo