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viernes, 24 de febrero de 2012

ABUELA ANTONIA


ABUELA ANTONIA

Es árbol de diciembre,
tan desnuda y lejana,
sin un ligero pliegue en su retal
de bruma, de susurro,
de rostro que sonríe
cuando cierro los ojos,
nube que se acomoda frente a mí
y toma antiguas formas,
aquellas que ocuparon por derecho
mis días más tempranos.

¡Es tan joven ahora, tan hermosa!
Más aún  que en el tiempo
atrapado entre el sepia de las fotos,
cuando yo
aún no era yo
y ella sería
feliz junto a Mateo,
el abuelo, que tuvo tanta prisa
por deshacer camino
y regresar a la ciudad de humo.

Apenas treinta años y el futuro
de cuatro hijos de cristal
colgado en sus espaldas
fue peso suficiente
para doblarle el hueso y arquearla.

El pelo
precipitó su huída hacia la nuca
queriendo refugiarse
del frío de una nevada
que ya era inevitable.

Así vive guardada en el recuerdo
de aquella infancia mía tan remota,
arrastrando una edad que aún no era suya
y repartiendo siempre a manos llenas
una hogaza, amasada de bondad,
y el vino de la entrega
a los que Dios nos puso en su destino.

Ayer ha vuelto a visitarme,
me miró como siempre
y, al presentir mis campos agostados,
derramó por sus dedos
la lluvia necesaria en el erial.

Hoy nuevamente se ha instalado
el color de la vida entre mis surcos.

A lo lejos,
la voz de abuela Antonia
dialoga con las aves,
y recita los nombres de todos los que fuimos.

(Del libro "Eco de niño para voz de hombre". Ediciones Cardeñoso, 2003)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Un bello poema. Gracias a las abuelas que tanto cariño nos dieron.
JBJ

Graziela dijo...

Las abuelas suelen ser un punto de partida, un refugio, unas manos que aguardan y un recuerdo imborrable. Precioso poema.

Juan Calderón Matador dijo...

Gracias, Anónimo. Es cierto que las abuelas son irrepetibles.

Juan Calderón Matador dijo...

Graziela, mi abuela Antonia fue imprescindible en mi vida, y después de haber partido hace casi 30 años, sigo estando con ella, incluso le doy alguna charla que otra, y me escucha y casi siempre me concede lo que le pido.Gracias por el comentario.

Marcos Callau dijo...

Hola Juan. El paso del tiempo se puede palpar entre tus versos dedicados a la abuela Antonia. El pasod el tiempo y el recuerdo imborrable que solo nos dejan nuetras abuelas. Una delicia de poema. Un abrazo, amigo Juan.

Juan Calderón Matador dijo...

Amigo Marcos, siempre tan generoso con el trabajo de los demás. Gracias por estar ahí. Espero que esté resultando fructífera tu semi retirada del mundo de los blogs. Un abrazo

Unknown dijo...

Hermoso post Juan, lo felicito por el gran trabajo que lleva adelante en este blog, muy ameno y desbordante de creatividad.
Un gran saludo, Oz desde:
http://leyendas-de-occidente.blogspot.com/