Se rompieron las reglas
-las pocas que quedaban-;
para entonces, vivir
era tan sólo una utopía.
Andaba casi siempre
la casa alborotada.
Se instalaron los gritos
por todos los rincones,
y yo colgué mi voz
en el viejo perchero de la alcoba.
Era un niño talado.
Fantasmeaba, sin lugar
donde esconder la pena,
hasta un día
-no recuerdo muy bien de qué color-
que entre cajas y muebles,
me supe conducido
a un éxodo plagado de promesas.
Juan Calderón Matador
6 comentarios:
Me vi en la piel de tu NIÑO TALADO, y me escoció...
Un abrazo,
Geles Calderón
(otra Niña Talada)
Geles, afortunadamente, la vida nos va recomponiendo, aunque el recuerdo escueza. Abrazos
Estupendo Juan. "Era utopía el vivir", suena realmente crudo, del mismo modo que no recordar el color de ciertos días. Pero al final, existen las promesas y en definitivba, la ilusión de que se realicen. Un fuerte abrazo, amigo y enhorabuena por este poema.
PRECIOSO POEMA, MUY TRISTE, RECUERDOS MUY DUROS,MENOS MAL QUE TAMBIÉN ESTÁN LOS BELLOS QUE SIEMPRE LOS SUPERAN.ABRAZOS.
Gracias, Marcos y Mª Carmen, siempre sois muy amables con lo que escribo.Un fuerte abrazo
Hay mucha sensibilidad en estos versos, mucho dolor y mucho poeta.
María.
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